jueves, 17 de noviembre de 2011

¿TIENE SENTIDO UN CENTRO DE PEREGRINAJE?

El cuerpo es el templo. Peregrinar supone ir con la casa, el templo, el cuerpo, y en el viaje encontrar aquello que buscas en la vida: la verdad, el amor… Antes de ponernos en camino deberemos tener claro cuáles son nuestras preguntas o inquietudes. ¿Y yo que busco? La esperanza es una de las claves del peregrinaje, ¿qué esperas?

Si peregrinar es caminar, ¿qué sentido puede tener un centro de peregrinaje? Más que una meta yo me lo planteo como un alto en el camino, donde parar a coger fuerzas, pararte a reflexionar, asimilar y poder proseguir el camino.

Volviendo a hacer referencia a Siza cuando le preguntan sobre el carácter festivo que debe o no tener el Pabellón de Portugal de la Expo´98: “No es cometido de la arquitectura expresar sentimientos.(…) Como sucede en todas las Exposiciones Universales, se puede caer en la tentación de que sean los edificios los que celebren la fiesta”.

El centro de peregrinaje no hace al peregrino, al contrario. El centro será un lugar de peregrinaje siempre y cuando los peregrinos vayan allí, se reúnan, hablen entre sí, compartan vivencias, dudas, inquietudes, busquen un lugar donde reflexionar. El centro deberá favorecer lugares para que este tipo de vivencias y encuentros tengan lugar, reservar lugares para la meditación personal e individual.

SENTIDO DEL PEREGRINAJE

¿Cuál es el sentido de las peregrinaciones? “Quien peregrina ora con los pies y experimenta con todos los sentidos que toda su vida es un único gran camino hacia Dios.” (Catecismo Iglesia Católica)

En el antiguo Jerusalén se peregrinaba al Templo de Jerusalén. Los cristianos retomaron esta costumbre, especialmente en la Edad Media surgió un verdadero movimiento de peregrinación a los lugares santos y en especial a Jerusalén y a las tumbas de los apóstoles en Roma y Santiago de Compostela.

Con frecuencia se peregrinaba para hacer penitencia e incluso a veces no se libraba del “típico” pensamiento de que había que justificarse ante Dios mediante una acción torturadora y de sacrificio.

Hoy en día las peregrinaciones son un renacimiento único, los hombres buscan la paz y la fuerza que brota de los lugares santos cansados del individualismo y tratando de librarse de los lastres que suponen la rutina diaria para ponerse en busca de respuestas e inquietudes. Ir en cuerpo y alma; con todo el ser y encontrar aquello que buscas.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

CRAI . CENTRO DE RECURSOS PARA EL APRENDIZAJE Y LA INVESTIGACIÓN

La primera toma de contacto con el enunciado fue ir a ver el entorno, para ver con que me tenía que relacionar. Una vez allí las primeras sensaciones fueron de recogimiento y evasión del bullicio del campus, ideales para una biblioteca, o como en el caso del proyecto Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación. Estas sensaciones se intensificaban a medida que te adentras en el solar y estando entre las encinas.
Otras sensaciones que percibí fueron de un lugar seco, árido, polvoriento, áspero…
Las primeras decisiones fueron las de tratar de hacer un proyecto con una forma natural mineral y longitudinal que se fuese adaptase a las distintas cotas del terreno a la vez que se fuese quebrando esquivando los árboles tratando de salvar el mayor número de encinas posibles.
El primer problema o complicación fue el no haber encontrado un módulo que se repitiese o haber modulado de alguna forma esos quiebros…

Al imaginar materialmente el proyecto me sugería cerámica u hormigón por tener las mismas características que el terreno; áspero, rugoso, en cuanto a textura me refiero. También avancé al modular el edificio en “tiras longitudinales” que se iban quebrando e introducir el vidrio en las intersecciones como planos verticales. En un principio me decanté por la cerámica, en concreto el Flex-Brick, ya que podía dar mucho juego y conseguir unos espacios con unos quiebros y variaciones de altura muy variadas

Pero finalmente me decanté por el hormigón ya que se ajusta más a esa sensación inicial de mineral y conseguía también los quiebros que se reflejan a su vez en planta.





SOBRE EL ENTORNO…

La identidad del paisaje es banal, frágil e intemporal. El paisaje, al igual que el ser humano, está cambiando continuamente según pasa el tiempo. Está alterado por fenómenos naturales o por acontecimientos sucesivos en el tiempo. Pero la cuestión no es tanto si el paisaje va a cambiar, sino cómo va a adaptarse al paso del tiempo y seguir siendo reconocible.

La identidad se puede entender de dos formas: 1; como un lugar concebido para mantenerse a lo largo del tiempo: este caso sería la Toscana, se mantienen las características del paisaje tradicional más allá de la realidad económica que las generó en sus momentos. Tiene una fuerte relación con los cánones establecidos en el pasado y permanecen como fósiles vivientes de otro tiempo. 2; los paisajes a los cuales la evolución económica les confiere carácter. Son capaces de borrar y transformarse. Alrededores de un aeropuerto, centros urbanos e industriales, zonas periféricas de las ciudades…

Se podría resumir diciendo que la identidad del paisaje es producto de una única fuerza económica. Una fuerza que puede encauzarse para conservar de forma exclusiva un paisaje o por el contrario hacia la producción, consumo y transformación radical del lugar. Se podría decir que el paisaje, al igual que la arquitectura, es un símbolo de cada época. Reflejan el grado de respeto o abandono respecto a la calidad de nuestro entorno.

La hibridación es entender la arquitectura y el paisaje como algo unitario. Debe entenderse como un doble movimiento de aproximación; desde la arquitectura hacia el medio vivo y desde el medio vivo hacia la arquitectura. Si antes había un sujeto que contemplaba un paisaje-objeto hoy sabemos que se ha pasado el paisaje de ser entendido como objeto a sujeto, su transformación en paisaje-sujeto; alguien dotado de vida, sujeto a fluctuaciones y cambios idénticos a los humanos.

¿Qué implica el uso de la palabra integración? Una voluntad de acoger, dando a entender que la nueva aportación que vamos a hacer al paisaje es, en parte, diferente de los elementos que forman el paisaje existente, y que esta aportación vamos a tratarla de fundir todo lo posible por similitud formal en el contexto paisajístico. Al mismo tiempo, la palabra integración se utiliza para prever una eventual diferencia, rechazándola antes incluso de conocerla, para evitar las implicaciones de una nueva presencia.

La acogida más favorable a lo diferente no puede hacerse a través de un paisaje homogéneo. Sólo un paisaje heterogéneo permite acoger aportaciones originales. El reconocimiento de lo heterogéneo debe ir acompañado de una caracterización de cada una de sus partes y elementos. A este sistema donde ninguna de las partes puede salir privilegiada, sino que todas las partes y elementos tienen protagonismo, se le denomina “lo heteródito” ya que se trata de un heterogéneo paisajístico sin construir, pero está organizado pasa estar disponible.

Lo heteródito es al mismo tiempo reconocimiento de las diferencias culturales, la elaboración y el establecimiento de sus relaciones. Junto a las culturas múltiples, suscitar lo imaginario sin dejar de respetarlas.

Referencia: “Landscape + 100 palabras para habitarlo” de Daniela Colafranceschi.

Érase una vez…


“He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”.
Esta frase sacada del libro “El Principito” (Ver libro) me pareció sugerente para ser el título de mi blog.
Lo primero que me viene a la mente con esta frase es aquello que es oscuro a la razón. La imaginación, la poesía, el sentimiento…Todo aquello alejado de ser totalmente explicado mediante la razón. Aquellas cosas que no se aprenden con la razón, sino que se aprehenden, se trata de asimilarlas.
Detenernos a escuchar, saber observar con los ojos cerrados. En un entorno o un espacio arquitectónico, ¿qué nos dice?, ¿qué nos transmite?
¿Qué es lo esencial? Lo esencial es aquello imprescindible, en su medida justa, ni un poco más ni un poco menos. Pero… ¿es lo esencial lo mismo para todos?