Si peregrinar es caminar, ¿qué sentido puede tener un centro de peregrinaje? Más que una meta yo me lo planteo como un alto en el camino, donde parar a coger fuerzas, pararte a reflexionar, asimilar y poder proseguir el camino.
Volviendo a hacer referencia a Siza cuando le preguntan sobre el carácter festivo que debe o no tener el Pabellón de Portugal de la Expo´98: “No es cometido de la arquitectura expresar sentimientos.(…) Como sucede en todas las Exposiciones Universales, se puede caer en la tentación de que sean los edificios los que celebren la fiesta”.
El centro de peregrinaje no hace al peregrino, al contrario. El centro será un lugar de peregrinaje siempre y cuando los peregrinos vayan allí, se reúnan, hablen entre sí, compartan vivencias, dudas, inquietudes, busquen un lugar donde reflexionar. El centro deberá favorecer lugares para que este tipo de vivencias y encuentros tengan lugar, reservar lugares para la meditación personal e individual.
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